Resumen ejecutivo
El proyecto “tres espacios / tres escuchas” consiste en la creación y realización de un único concierto (evento) —de 24 horas de duración— que sin interrupción circulará por tres ámbitos diferenciados de escucha: lo íntimo, lo privado y lo público. Dadas las características estructurales y formales, el evento comenzará en en modesto espacio familiar por un lapso de 6 horas (lo íntimo). Sin romper la continuidad la acción se trasladará por otras 6 horas a la Sede Mundo Dios de arte independiente (lo privado); las siguientes 6 horas, se realizarán en el escenario del Teatro Colón de Mar del Plata (lo público) para que retome al espacio en el que se originó la acción por las restantes 6 horas.
PROYECTO GENERAL
La escucha se ha posicionado en el siglo XXI de modo audaz y ha cambiando la perspectiva crítica en el arte, la arquitectura, las ciencias sociales y exactas. Las investigaciones sobre el tema surgidas a fines del siglo pasado (M. Heidegger, J. Derrida, J. Atalli, R. Barthes, G. Bachelard, J. Cage, L. Berio, H. Lachenmann, entre otros) han colapsado en el presente afectando transversalmente el campo del saber y cuestionando, a partir de la escucha, la manera en la que construimos lo real, lo describimos y percibimos (Seth-Kim Cohen, Christoph Cox, Julian Henriques, Casey O’Callaghan, Peter Szendy y Salomé Voegelin). Como artistas del sonido no estamos exentos de esta actualidad. En efecto, nos dirigimos con nuestro trabajo de lleno hacia estos debates. “tres espacios / tres escuchas” se propone reflexionar sobre cómo se construye la escucha a partir de las condiciones sociales, simbólicas y acústicas de los espacios particulares, subrayado ciertas preguntas que nos parecen sensibles al tema: ¿cómo estoy escuchando esto? ¿Con qué responsabilidad escucho este material? ¿Estoy participando de una escucha colectiva? ¿En qué medida el acto de escuchar cambia o modifica las relaciones sociales?
Concretamente el proyecto consiste en un concierto único, un evento continúo de veinticuatro horas de duración, estructurado para circular por tres espacios diferentes, cada uno determinado por una materialidad sonora independiente, concomitante, a su vez, con tres públicos particulares y en el que esperamos se sucedan tres ámbitos de escucha diferente. Discriminemos:
Primer espacio: lo íntimo
La intimidad tiene sus sonidos, sus tiempos, sus transgresiones. Los espacios de la intimidad son espacios seguros. Las voces que lo conforman son reconocidas al detalle y en el que la mínima perturbación del sonido es tomado como una llamada de atención, una advertencia, un presagio. La escucha de la intimidad es una escucha sin membranas, desprotegida, inerme. Cada sonido, cada dicho, cada texto, puede entrar al torrente sanguíneo del sentido de modo directo. Es una escucha que espera que sus sonidos están salvaguardados. Ya sean susurros o gritos, gemidos o reproches, el campo sonoro tiene que ser cautivo. Con una coma mal puesta, la escucha de la intimidad delira, se quiebra, o se ilusiona, o se cura o se enferma. La escucha de la intimidad es una escucha cuerpo a cuerpo. Es un espacio de silencio o de silencios, de secretos. En la intimidad decimos lo que nunca decimos. Los sonidos de la intimidad asoman sin pudor, sin miedo, sin vergüenza. En la intimidad, no hay canallas, no hay grandes hombres: somos simplificados en nuestra condición material, de ser, de estar en el mundo y ya.
En este espacio proponemos, por esto, un público familiar, solamente abierto para un puñado de visitantes que puedan escuchar nuestras vidas, nuestros sonidos, nuestras escuchas. La materialidad que proponemos son voces (grabadas y en vivo), viejas cintas familiares, recuerdos sonoros. Compartiremos anécdotas y oralidades que componen nuestra vida, nuestros miedos, nuestras alegrías, nuestras mentiras. Sonorizamos lo que somos a diario, lo que ocultamos también. Abriremos el diario de nuestros recuerdos, los secretos de familia, los esbozos de sueños incumplidos, lo que nunca compartimos. Dejaremos a nuestro público avergonzado por escuchar lo que no puede ser escuchado. No hay voyeurismo en este acto, quizás sí, violencia: la de escuchar lo que no debe ser oído.
Segundo espacio: lo privado
El espacio de la privacidad es un espacio de acuerdos, de transacciones, de negociación. Hay algo que suena y algo que no, algo que digo y algo que callo. Es un espacio táctico, de sonidos meditados, pensados, detallados, suspicaces. La escucha de la privacidad es estratégica, activa. Cada sonido es escuchado y (re) escuchado, cada palabra es pe(n)sada y (re) pe(n)sada. ¿Has dicho 20 ó 30? ¿Vendrás sólo o acompañado? En la privacidad hay un tercero que es señalado, silenciado. En la privacidad los acuerdos benefician o perjudican a alguien. Son sonidos que, al revelarse, cambian las relaciones sociales de inmediato. Cuando escuchamos una conversación privada, un sonido privado, accedemos al contrato. Son sonidos interesados y la escucha intenta sacar provecho. La escucha de la privacidad es activa, sagaz, de detalle, de pincel fino.
Para esta etapa proponemos un espacio de intercambios marginales. Concretamente pensamos en la sala del espacio Mundo Dios, ubicada en el puerto de la ciudad de Mar del Plata. El público se informa por invitación. Mucha gente que vive en la ciudad aún no sabe de su existencia, a casi 10 años de su fundación. Es un espacio que hay que conquistar, es un espacio de negociaciones. La escucha de sus visitantes es furtiva, pero atenta, sagaz. No hay silencio, pero sí el suficiente para que los sonidos puedan mostrar sus cartas, sus puntos fuertes. La escucha está sujeta al mercado del interés. Los sonidos muestran su valor de cambio. Si “valen” la pena, tendrán su espacio. Si no, otros sonidos, los de la conversación por ejemplo, ganaran la puja y la escucha.
Desde el punto de vista del evento, trabajaremos con un ensamble invitado, conformado por artistas que frecuenten el espacio. Será un momento de exploración y experimentación sostenido, pero tendrá una particularidad. Como es un espacio de negociación, estaremos provistos de secretos, de sonidos y palabras que sirvan como mercancías para que el público sea sujeto del concierto. Sujeto, atrapado. Una palabra grabada, un decir por revelar, una intriga que podría ser descubierta o un regalo, un ofrecimiento, una propuesta. De este modo, además, algún miembro del público podrá tocar en la etapa que siga, ya en el terreno de lo estrictamente público. Podremos, incluso, negociar con el final del concierto, cuando este retome a la intimidad. El espacio de la privacidad es un espacio de astucia estética. Queremos explorar esa situación. Luego de 6 horas más, seguimos adelante.
Tercer espacio: lo público
El espacio público es social, transversal, abierto, (des)codificado. El espacio público aspira a la democracia. Es el espacio del Estado. Es un espacio común. El sonido
público es accesible, claro, instructivo. Los himnos, las recitaciones atávicas, las palabras y las oralidades que nos conforman: que en suma son y hacen a la comunidad. La escucha pública es una escucha común, clara, franca, directa. Sólo la acecha la mentira magnificada, en el peor de los casos. La palabra pública es una palabra edificadora, socializada. Por eso es una escucha colectiva, des-individualizada. Es un todo el que escucha y que reconoce en el sonido público un valor histórico. Sonidos del pasado, palabras y formas del pasado que se actualizan en un espacio público dirigidos hacia el futuro. Pero el sonido público, es un sonido de poder. Es un sonido de control. Es un sonido que le marca ritmos a la escucha. El dominio de la escucha pública es el dominio del (E)estado de la comunidad. Es un espacio de responsabilidad. De cuidado. De buena fe.
Es en este sentido que pensamos en el Teatro Colón de la ciudad de Mar del Plata para dar(le) lugar al espacio público, y con él, a una escucha pública. Propondremos un set, de 6 horas de duración, en el que LASO tocará con distintas agrupaciones, democratizando los sonidos la escucha. Dejaremos en claro, desde el punto de vista formal, el tipo de concierto que se presenta y en la situación temporal y estructural del mismo. Se repasarán las 12 horas que lo anteceden y se comentará públicamente las condiciones de producción requeridas para la realización del mismo. Incluso, pensamos que la pieza pueda leer este proyecto, abriendo el código, de la composición. También, subrayando el carácter público del espacio y la matriz experimental de LASO, coordinar los movimientos visuales y sonoros con una partitura digital generada en IANNIX —diseño sonoro audio-visual, precisamente, de código abierto— En suma: contaremos todo, diremos todo, escucharemos todo. Y anunciaremos el cierre del concierto, nuevamente, al espacio de la intimidad, donde comenzó este viaje.
Cuarto espacio: lo íntimo II
Apuntaremos para el proyecto que las últimas 6 horas del concierto serán en el espacio de partida (ESTUDIO LASO). Esta etapa estará compuesta por los sonidos recogidos, (res)guardados, de las 18 horas que lo anteceden. Momento-balance-cierre-misterio. El público que asista será el producto del encuentro íntimo del proyecto con una escucha que esté a la altura de esa intimidad. Una escucha al servicio del proyecto, del cansancio, de la apuesta.